Los campos recién arados, el maíz bien cargado de espigas y el "rai gras" que empieza a despuntar su verde imponente son algunas de las imágenes que mejor dibujan el territorio de la Vall de Bianya. Ésta ha sido des de siglos una tierra de conreos donde el campesinado era el motor de la economía.
Ahora de payeses quedan pocos, pero su actividad es una garantía para preservar este valioso entorno. A pie o en bicicleta se puede disfrutar de la naturaleza modelada por el hombre con paciencia y sabiduría.
La Vall de Bianya quiere continuar manteniendo este otro patrimonio que se construye día a día, reconocer su contribución es apostar por su sostenibilidad de nuestro espacio.